DIOS SABE MÁS DE TI QUE TÚ MISMO. Eso debe ser obvio si te has considerado a ti mismo con honestidad. Y aun así, considera las implicaciones de esto. Si Dios sabe más de ti que tú, entonces ¿no sería la evaluación de Dios algo que querrías aprender e investigar? Por supuesto que sí. ¿Y no estaría tu evaluación de ti mismo necesariamente errada? Solo en esto has pecado, pues el pecado es solo error. El error pide corrección, no condena. Tú te condenarías a ti mismo y pensarías que Dios seguiría entonces tu ejemplo dándote una condena mayor. Es por eso que la gente ha hecho a Dios a su imagen, y es por eso que debes desaprender lo que has hecho, de modo que puedas encontrar lo que sabes y así tus creaciones en este mundo puedan ser para bien y tener un valor duradero.
DIOS SABE MÁS DE TI QUE TÚ. No pretendas que puedes crearte a ti mismo, porque ya has sido creado, y aquello que ha sido genuinamente creado es mucho más grande y feliz que la vida que has percibido hasta ahora. Es tu infelicidad lo que te está trayendo a la verdad, porque te conduce a una verdadera resolución. Esto, por supuesto, es cierto.
A CADA HORA REPITE ESTA DECLARACIÓN y considérala seriamente. Al hacerlo, observa el mundo a tu alrededor para tratar de aprender el significado de la idea de hoy en el mundo. En tus sesiones más largas de práctica en quietud, deja que tu mente se aquiete para que pueda aprender a disfrutar de su grandeza. Dale esta oportunidad de libertad, y ella a cambio te dará libertad.
PRÁCTICA 104: Dos sesiones de práctica de 30 minutos. Práctica horaria.